
Flash es una de las películas más esperadas del año. El reinicio del Universo DC en el cine le permitirá a James Gunn proyectar el futuro de Superman, Batman y compañía en la pantalla grande. Pero toda la atención que está concitando el velocista tuvo el efecto contrario en ¡Shazam!, La Furia de los Dioses, un film que se estrenó en un limbo y que fue un fracaso absoluto en taquilla. Ahora que está disponible en MAX y estará abierta a un nuevo público, es válido preguntarse si merecía el desprecio de las audiencias.
Más allá de la crítica al film que viene un par de párrafos más abajo, lo cierto es que esta segunda película de Shazam ni siquiera fue terriblemente criticada. Simplemente fue ignorada. Ni siquiera el público más fanático del universo DC pagó una entrada para ver las nuevas aventuras de Billy Batson en la pantalla grandes.
Esto ocurrió por dos factores principales. El primero y más obvio, con el reinicio comandado por Gunn, el film quedó varado en la nada. El público asumió desde un inicio que no presentaría nada trascendente, que sería un nuevo Black Adam, cinta en donde se presentó el regreso del Superman de Henry Cavill solo para descartarlo definitivamente semanas más tarde.
Por otra parte, Shazam nunca ha sido uno de los héroes más populares de DC Comics. El primer film fue exitoso, pero en un nivel modesto. Cumplió con lo que se esperaba pero no reventó las boleterías ni causó un movimiento de fanáticos en torno a ella. Estaba ok, pero era otra película de superhéroes del montón. Y aunque dejó buenas vibras, la secuela llega cuatro años después, tras múltiples retrasos. Todo esos chispazos de entusiasmo se habían extinguido hace mucho tiempo.

Con estos antecedentes, era de esperar un fracaso. Sin embargo, las cifras son aún peores de lo esperado. La Furia de los Dioses quedó atrás de Morbius, una de las peores películas de superhéroes. En su estreno, Morbius logró 39 millones de dólares en taquilla, es decir, 9 millones de dólares más que lo obtenido por Shazam 2 durante su primer fin de semana.
Esto se amplifica si se toma en cuenta que Morbius tuvo un costo de 75 millones de dólares, mientras que ¡Shazam! La Furia de los Dioses tuvo un presupuesto de 125.
¿Es tan mala?
No, pero está lejos de ser una película destacable. Es una historia muy genérica, simple en su desarrollo y que es la típica cinta que se ve un domingo en la tarde después del almuerzo. Es decir, para matar el tiempo. Tiene buenos efectos especiales, un ritmo decente y alguna que otra escena de acción destacable.
Tiene, también, elementos espantosos. El humor es definitivamente tonto y la actuación de Zachary Levi (Shazam) es molesta, difícil de ver. El gran referente de la primera Shazam fue BIG, clásico protagonizado por Tom Hanks en la que un niño de 13 años de pronto pasa a ser un adulto de 30. Ok, se entiende y funciona. Pero esa misma premisa en la secuela es penosa.
La actuación de Asher Angel, quien interpreta a Billy Batson, el adolescente que se transforma en el héroe, no tiene nada que ver con las payasadas de Levi. Por el contrario, en su versión juvenil parece más maduro que en su versión heroica. Un disparate incomprensible.
Aunque la franquicia no ha sido cancelada oficialmente, en este negocio mandan los números y con esa lógica, el héroe mágico deberá volver a la piedra del destino y ver si en algunos años vuelve de alguna forma. Pero hoy, la saga de Shazam ha sido consumida por el limbo de la antigua DC.
