Un menú de sensaciones extremas

El cine suele compararse con el arte culinario. Se repite con bastante frecuencia que una buena película se puede asimilar a la obra de un maestro de la cocina, mientras que el cine comercial suele ser equiparado con la comida rápida o chatarra.

Lo cierto es que tanto la alta cocina como el séptimo arte están bajo el asedio de la crítica y el público. Dos expresiones que forman parte de nuestras vidas y nos marcan a fuego, despertando emociones, tristezas y alegrías en quienes optan por abrir las puertas de su mente y corazón a directores y chefs. Es imposible no estar consiente de este nexo al ver El Menú, dirigida por Mark Mylod y producida por Will Farrell.

Este film de suspenso, con tintes de horror (si tomamos como base la descripción de Hitchcock del género), es una carta de sensaciones extremas que esconden detrás de una historia de venganza la critica a una sociedad vacía y egoísta, un reflejo de la crisis del capitalismo como motor del desarrollo humano. Lo que podemos ver en el film de Mylod es una fábula que busca remecer y despertar debate en la audiencia, valiéndose para aquello de un relato que descansa en personajes simples, pero fuertes e interesantes.

El Menú nos presenta un grupo formado por doce comensales adinerados, que buscan llevar a otro nivel la experiencia culinaria, pagando 1.250 dólares para probar el menú del prestigioso chef Slowik (Ralph Fiennes). Para ser parte de esta especial velada, deben tomar un yate e instalarse en una isla. Desde la llegada a la isla, Mylod nos comienza a preparar para una jornada impredecible. Los comensales son parte de un plato de fondo sazonado con humor negro, psicopatía y horror.

Mylod nos entrega varios aperitivos antes de entrar de lleno con el plato de fondo, que sirven para comprometer al espectador con lo que viene, ya que debe cooperar mucho para que esta carta de emociones tenga sentido. La propuesta de El Menú puede parecer descabellada, al límite de lo terrorífico y lo absurdo. Todo avanza hacia lo desquiciado y excesivo, que termina funcionando simplemente porque el director se tomó su tiempo para cocinar con esmero todos los ingredientes que construyen y consolidan todo el ambiente que, finalmente, hace creíble la premisa.

Una parte importante de esta construcción recae en Margot (Anya Taylor- Joy), la acompañante Tyler (Nicholas Hoult), que se transforma en ese elemento que no encaja, el inesperado, que la pone en conflicto con Slowik. Es la misma sensación que experimenta el público que asoma su nariz en este misterio que, es justo decir, funciona mucho mejor cuando está oculto. La película sufre cuando este se devela y cae en ciertas concesiones que se antojan innecesarias. Mucha azúcar o sal cuando no era necesario.

El Menú es una cinta distinta, arriesgada y que encuentra una nueva forma de implantar un discurso crítico sin perder nunca la esencia del cine de suspenso. No se sobrecalienta ni se quema, menos aún queda crudo. Sin embargo, se disfruta mucho más durante el proceso de degustación, ya que cuando se llega al postre pierde fuerza y emotividad. A pesar de todo, las ganas de volver a probar la oferta cinematográfica de este restaurante del infierno no se pierden.

El Menú, Estados Unidos (2022). Director: Mark Mylod. Guion: Seth Reiss, Will Tracy. Elenco: Anya Taylor-Joy, Nicholas Hoult, Ralph Fiennes, Hong Chau, John Leguizamo, Janet McTeer, Judith Light, Christina Brucato, Aimee Carrero, Paul Adelstein. Duración: 107 minutos.

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