
En la última película de la saga Scream, se abre un debate entre algunos de sus protagonistas haciendo alusión a las diferencias existentes entre el cine de terror clásico (Halloween, Pesadilla) y el denominado terror elevado (Midsommar, Hereditary). Los defensores de este último término lo emplean para catalogar lo que ellos consideran como largometrajes que se engloban dentro del género de terror y que destacan por su complejidad temática, sus lecturas, y por su presunta inteligencia, que va más allá de lo que cabría esperar de un filme de la categoría. Aunque para muchos es una idea snob creada para que los críticos alaben una cinta del género sin culpas, lo cierto es que Sonríe (Smile) demuestra que ambas ideas del horror pueden coexistir en una sola obra sin mayores problemas.
Dirigida por Parker Finn y basada en su cortometraje Laura no puede dormir, nos cuenta la historia de la Dra. Rose Cotter (Sosie Bacon), que después de presenciar un incidente extraño y traumático que involucra a un paciente, comienza a experimentar sucesos aterradores que no puede explicar. A medida que un terror abrumador comienza a apoderarse de su vida, Rose debe enfrentar su inquietante pasado para poder sobrevivir y escapar de su nueva y horrible realidad.
Sin rehuir a los códigos del terror más clásico, Finn nos presenta una obra que habla de las enfermedades psiquiátricas y como quienes la padecen quedan presa de su propia mente. El padecimiento, el horror que vive Rose son los mimos que deben sentir aquellos pacientes con esquizofrenia o delirio, incapaces de distinguir la fantasía de la realidad y menos lograr que sus cercanos les crean. Es en esa veta donde subyace el verdadero miedo propuesto por el realizador, propuesta que encaja perfectamente con esta trama y logra, rápidamente, que el público empatice y tema por el personaje principal. Y aún más importante: logra que lo entienda.

A no confundirse, ya que tal como se comentó al inicio de este artículo, Sonríe es una película de terror. Aquí hay sangre, jump scares y secuencias perturbadoras. El trasfondo propuesto por Finn es explícito, así como también su intención de no alejarse ni renegar del género. La creación de atmósfera, la creciente tensión y una música que por si sola es inquietante son los principales ingredientes que transforman a Sonríe en una de las mejore películas de miedo de este año.
Por supuesto, Sonríe no es perfecta. Pasar de un corto a un largometraje, sin tocar casi nada de la esencia de la historia, suponía un desafío complejo: lograr capturar la atención de la audiencia por casi dos horas es mucho más difícil que hacerlo por 15 minutos. La cinta se extiende demasiado, con algunas subtramas que no aportan mucho al todo. Aunque en el cierre todo cuaja muy bien, queda la sensación que con media hora menos Sonríe no solo sería más efectiva, también lograría ser una mejor película.
Pero más allá de aquello, Sonríe es una grata sorpresa en la industria hoy en día, muy parecida a lo logrado por Bárbaro. Dos películas de bajo presupuesto, casi sin publicidad, pero que amén del talento de sus realizadores han dado que hablar y se han ganado un puesto importante entre los estrenos cinematográficos del 2022.
Smile (2022). Director: Parker Finn. Protagonistas: Sosie Bacon, Jessie T. Usher, Kyle Gallner, Caitlin Stasey. Duración: 115 minutos. Distribuye: Paramount Pictures.
[…] rehuir a los códigos del terror más clásico, Sonríe nos presenta una obra que habla de las enfermedades psiquiátricas y como quienes la padecen quedan […]
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