Dicen que los fans de Star Wars somos los más numerosos en el paradigma de la cultura nerd. A diferencia de los seguidores de Marvel, no veneramos la obra como un objeto sagrado intocable que no tiene defectos. Muy por el contrario, la amamos tanto que nos pasamos de rosca criticando las decisiones creativas que bajan la calidad de nuestra querida saga galáctica. Si somos tan críticos con las precuelas y la nueva era Disney es debido a que siempre queremos que la obra alcance o se acerque a la calidad de los films originales de los 70 y 80, aquellos que marcaron historia e hicieron escuela. Por que queridos niños, sin Star Wars no habría universo Marvel ni nada por el estilo.
Las películas originales son alabadas por críticos y público en general. Sin embargo su creador, George Lucas, poco antes de estrenar La Amenaza Fantasma, decidió que aquellos clásicos imperecederos no habían resistido bien el paso del tiempo. Que no reflejaban su visión original, así que decidió no solo remasterizarlas, sino que también agregó escenas, audio, música y efectos digitales. La llamada “Special Edition”. No puedo negar que cuando se estrenaron en cine a finales de los 90 fue una agradable sorpresa no solo ver el clásico en pantalla grande después de décadas de apreciarla solo en la televisión, también los añadidos fueron aplaudidos, aunque poco y nada aportaron a la historia.
Hasta ese punto, todo bien. El problema vino después, cuando Lucas no solo siguió retocando sus películas una y otra vez, con cambios tan absurdos como el disparo de Han Solo. En la original de 1977, Solo dispara primero. En el 97, es Greedo quien dispara primero. En el 2011, ambos disparan al mismo tiempo y Solo hace un extraño y artificial movimiento de cabeza para evitar la muerte. Y esa última actualización es la que el director ha considerado como la “oficial”. ¿Qué significa esto? Que las cintas estrenadas los años 1977, 1980 y 1983 estaba incompletas y debían desaparecer del mercado.
Desde la primera década de este siglo, las versiones originales ya no se podían adquirir. Los últimos vestigios de los cortes originales de Star Wars, El Imperio Contraataca y El Regreso del Jedi se encontraban en versiones caseras en VHS, discos láser e incluso grabaciones directas de la televisión. De hecho la biblioteca de Estados Unidos estimó que Star Wars de 1977 es una cinta valiosa desde el punto de vista cultural y debía ser preservada para la posteridad junto a clásicos como Lo que el viento se llevó y Ciudadano Kane. George Lucas dijo que los negativos originales habían sido destruidos en el proceso de remasterización y ofreció en cambio su edición especial de 1997. Su propuesta fue rechazada, ya que no es esa versión del film con valor artístico y cultural.
Muchos fans, viejos y nuevos, están de acuerdo con los fundamentos de la biblioteca. Los nuevos seguidores de la saga se han enganchado con las versiones especiales y nunca han visto la obra original. Y si surgía el interés por verla, desde la distancia la respuesta de Lucas es “que no existe tal corte”. El realizador, editor y guionista checo Petr Harmy era uno de esos fanáticos.
De casualidad, Harmy pudo ver una vieja copia en VHS que le prestó un amigo. Después de repetirse decenas de veces las ediciones especiales, descubrió un mundo nuevo. Una cinta mucho más fresca, fluida y coherente consigo misma. Se percató que el segmento entre Han Solo y Jabba the Hutt en Una Nueva Esperanza solo quitaba ritmo a la historia, que la banda sonora de John Williams sonaba con mayor fuerza en el ataque final a la Estrella de la Muerte, que los efectos especiales hechos a pulso se percibían tanto mejor que los digitales. Cosa similar le ocurrió con El Imperio Contraataca y El Regreso del Jedi, cinta en que ocurrió quizás el más grande de los sacrilegios: Lucas removió por completo al actor que interpretó a Anakin Skywalker para reemplazarlo por Hayden Christensen, que lo interpretó en las precuelas.
Después de que Lucas cerró toda posibilidad de restaurar las ediciones originales, Harmy decidió que ni siquiera el creador podría negarte la posibilidad de ver en la mejor forma posible a la verdadera Guerra de las Galaxias. Y se puso manos a la obra. Comenzó a recopilar material entre amigos, conocidos y pronto entre otros fanáticos. Todo aquello que permitiera recrear de la forma más fiel posible la experiencia de las Star Wars originales. Un trabajo de arqueología que le llevó varios años a Harmy. En su casa, con su computador personal, comenzó su proyecto de “despecializar” las películas, partiendo por el film de 1977.
Su meta era acercarse lo más posible a la fotografía, al sonido y los efectos especiales. Como base tomó las últimas versiones caseras que rescataron el original, las de laserdisc lanzadas en los años 2000. Poco a poco recibió valiosos aportes que le permitieron trabajar sobre dicha base. La idea comenzó a ganar en ambición. Desde todas partes del mundo Harmy estaba recibiendo los doblajes originales y los scrolls en distintos idiomas. Su tarea comenzó el año 2011, registrando cada proceso de su trabajo de restauración. Aquí pueden apreciar el avance en el rescate del color vívido que caracterizó a la película en sus primeros tiempos, distante de la opaca versión actual.
Lucas indicó que una de las razones para no traer de vuelta los cortes originales es que se trataba de un proceso muy caro. Harmy demostró que más que nada se trataba de voluntad y cariño por la saga. El producto final sobrepasó cualquier estimación inicial. Se trata de un film que se puede disfrutar en HD y es muy similar a la versión cinematográfica original. Impresiona la fidelidad, y aunque es notorio en algunas escenas la baja en la definición, la calidad es tan respetable que parece un producto comercial de estudio. A esto se suman los valiosos añadidos de los doblajes originales. Más de veinte tracks, incluyendo el latino que los cuarentones escuchamos en la televisión esas tardes ochenteras de domingo por TVN.
También le hizo justicia a Sebastian Shaw, actor, director, novelista, dramaturgo y poeta británico que por pocos minutos dio vida a Anakin Skywalker al cierre de El Regreso del Jedi.
Toda la secuencia de llegada de Luke, Obi Wan y los androides a Mos Eisley sirve para graficar el trabajo de Harmy así como algunas de las fuentes utilizadas para la restauración.
La iniciativa de Harmy llamó la atención de muchos. Su trabajo, que desarrolló entre el 2011 y el 2017, comenzó a propagarse a través de diferentes grupos y empezó a difundirse de boca a boca, de mano a mano. La edición despecializada no es oficial, no tiene la venia de Lucasfilm ni de Disney, actual dueña de la saga. Pero existe un vacío legal: George Lucas ha indicado que estas copias en teoría no existen. Así que no se está cometiendo piratería ni delito. Es un rescate cultural, que nace de la necesidad de una obra de la que hasta ahora sabemos, no existen copias.
Se ha rumoreado de que Disney podría lanzar, finalmente, las versiones originales en formato blu-ray. Sin embargo Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, ha señalado que las obras de Lucas “no se tocarán”. Y para George, lo que es válido es el corte de 1997.
Así que todos quienes quieran disfrutar o revivir la experiencia tal cual se estrenó hace más de cuarenta años, generando una obra que cambió a la industria y la cultura geek para siempre, solo queda la opción de la edición despecializada de Harmy. Y créanme, vale la pena absolutamente. De hecho, cada vez que me repito alguna película de la trilogía original, es esta mi elegida (perdón George, pero me has obligado a esto).
Así que en esta nueva celebración del día mundial de Star Wars, recordemos al fan checo que desde su estudio casero fue capaz de devolvernos nuestra querida Guerra de las Galaxias en un acto que va más allá de la nostalgia, sino que responde a un rescate cultural en toda regla.
Gracias Harmy. El fan que salvó a Star Wars.
Si alguien desea más información de como conseguir estas películas, puede contactarme por interno a mi mail paropua@gmail.com 😉
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