El mercado chino se ha transformado en la nueva gallina de los huevos de oro para el cine. Bien lo saben Marvel y la saga Rápido y Furioso, que han logrado gran parte de sus ingresos gracias al público del gigante asiático. Sin embargo, el proceso inverso no se ha concretado del todo. Siguen siendo escasas las películas chinas que traspasan sus propias barreras, muchas de ellas con un anclaje muy potente en la cultura e historia de su país.
Por eso llama tanto la atención cuando exploran otros géneros, como es el de ciencia ficción. Es el caso de La Tierra Errante de Frant Gwo, una producción de gran factura técnica y que solo en China recaudó más de 600 millones de dólares en los primeros meses del año. Tan exitosa fue que Netflix la compró para distribuirla a nivel internacional y se encuentra disponible desde principios de mayo.
Basada en la novela de Liu Cixin, La Tierra Errante parte en un futuro donde el sol se encuentra en expansión, por lo que la humanidad une esfuerzos y desarrolla la tecnología para mover el planeta al sistema solar más cercano. Si, le ponen motores a la tierra y la mueven. El trayecto tiene una duración de 2.500 años y en el proceso debe pasar un momento crítico al acercarse a Júpiter.
No tengo problemas con las tramas absurdas. Yo más que nadie disfrutaba del cine B más cutre en mi adolescencia. Todo depende de la suspensión de la credibilidad que logre el director al plasmar en pantalla un guión. Para no ir más lejos, la trama de Avengers Endgame y los viajes en el tiempo (se acabó la veda de los spoilers, por si acaso) no tiene ni pies ni cabeza. Pero dentro de las reglas de la película funciona y la historia se consume con celeridad. Con La Tierra Errante, eso no sucede.
El director, declarado admirador de James Cameron, sigue la tendencia épica del cine chino. Todo es grandioso, y eso se percibe en una puesta en escena espectacular, con efectos especiales de gran factura. Pero nada de eso salva una película mal escrita, con personajes en gran parte detestables y con diálogos que causan vergüenza ajena. Están tan mal presentados que da lo mismo lo que les ocurra, son tan planos que no tienen ninguna motivación, incluso se contradicen constantemente en sus acciones. Dan ganas de que todo acabe pronto y Júpiter termine acabando lo más rápido posible con lo que queda de la humanidad.
Para filmar la película, Frant Gwo se asesoró por diversos científicos para que su visión sea realista. Pero parece que no escuchó a ninguno. Yo puedo entrar en el juego y aceptar que pararon la rotación de la tierra y que empujaron al planeta entero por el espacio. Pero que existe una luz de sol tan brillante en medio de la nada o que los protagonistas se saquen los cascos de astronauta dependiendo de las circunstancias y sin ninguna explicación (a veces te congelas y mueres, en otras no), te impiden entrar de lleno en la propuesta. Que se tome el realizador tan en serio todo tampoco ayuda.
En mi caso, todo atisbo de diversión desapareció después de la primera media hora. Y la película dura más de dos. Solo me mantuvo atento hasta el final (aunque exagero porque ya estaba mirando el teléfono) las múltiples referencias del realizador a clásicos de la ciencia ficción. Gwo tomó a 2001, Aliens, Interestelar y Armagedón, las puso en una juguera y las mezcló a gusto. Pero ese permanente homenaje termina por aburrir. Al final, el director nos hace ver que su propuesta es casi inexistente y se camufla en un mega refrito.
He leído críticas que señalan que la película al menos entretiene. No puedo ser tan benevolente. En lo personal, La Tierra Errante se transformó en una gran decepción, un film tan mal narrado que se hace exasperante y con personajes tan insufribles que te duele el alma verlos en pantalla más de un minuto.
Un absurdo de principio a fin.