Tár y la pérdida del control

El mundo del arte no se escapa al clasismo y los abusos de poder. A quienes nos gusta el cine e investigamos sobre la historia del mismo, sabemos que algunos de los grandes genios de la narrativa audiovisual traen consigo relatos aberrantes de como sobrepasaban los límites. Kubrick, Hitchcock y Bertoluci son algunos ejemplos. El proceso creativo no se escapa a los vicios de la sociedad y las falencias humanas, por mucho que miremos para el lado al momento de criticar obras como Psicosis, 2001 o El último Tango en París. Tár, de Todd Field, es un estudio acucioso y eficaz al respecto.

Tár presenta el relato de una eminencia de la música clásica llamada Lydia Tár, quien en la cima de su carrera no se escapa del narcisismo y el poder de sentirse intocable, pasando a llevar, utilizando y abusando de su equipo de trabajo y familia. Cate Blanchett da vida a la protagonista y toma el gran peso de traducir el relato propuesto por el realizador sobre la oscuridad que habita en los pasillos del prestigio y el poder, adentrándose en fenómenos culturales nuevos como es la cancelación.

Field se toma su tiempo para ir construyendo, en pantalla, al personaje de Tár, una maniática del control obsesionada con el trabajo y el tiempo. Los pilares del personaje y la historia quedan explicitados en la entrevista inicial, que se toma por largos minutos en la pantalla, pero en donde se encuentran todas las pistas y detalles que le permitirán ejecutar el arco de desarrollo de la “maestra”. Field decide comenzar con la artista en su punto más alto, el de mayor éxito, para construir de manera inversa el camino del héroe.

En esta imagen proporcionada por Focus Features Cate Blanchett en una escena de “Tar”. (Focus Features vía AP)

La cinta nos muestra que Tár no es una buena persona, se torna desagradable y al poco andar ya tenemos un juicio formado en torno a ella. Sin embargo, no es lo suficientemente claro para abordar los abusos cometidos, tratando el tema con tanta ambigüedad que el espectador es incapaz de llegar a un juicio categórico. Incluso hay momentos en que Field toma prestada algunas técnicas del cine de terror para plasmar en imágenes que hay “fantasmas” que persiguen a Lydia Tár. Pero tal vez no son precisamente los que suponemos. La pérdida de control es la clave en el viaje de Tár, a través de detalles y momentos bien filmados, para que la bajada a los infiernos de su protagonista sea tan progresiva como inevitable.

El aspecto más remarcable de la cinta son sus múltiples capas y lecturas. Si bien podemos encontrar como eje la pérdida del control, también está la cultura de la cancelación, el abuso estilo Mee Too, la mente atormentada de una prodigio, el misterio en torno a las acusaciones, la sicopatía e incluso el absurdo. TÁR es disfrutable en muchos niveles, cobrando vida a través del debate mucho tiempo después de los créditos finales.

Es inevitable destacar a Cate Blanchett, la mejor actriz de su generación, que ciertamente brilla con luz propia, pero también es digno de elogio el trabajo del resto del reparto también raya a gran nivel.

Tár es una película que funciona a varios niveles y lo hace además de forma intencionada. Es también una profunda reflexión sobre el prestigio y clasicismo en el arte, algo que nos hace comprender mejor los muchos casos reales de abusos que se han dado en el sector.

Tar. Año: 2022. País: Alemania/Estados Unidos. Dirección y guion: Todd Field. Música: Hildur Guðnadóttir. Protagonistas: Cate Blanchett, Noémie Merlant,Nina Hoss, Sophie Kauer, Julian Glover, Allan Corduner Y Mark Strong. Duración: 158 minutos.

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