Gambito de Dama

Netflix inauguró la era de los streamig en el mundo, acabando para siempre con los video clubes de barrio y achicando bastante el espectro de acción de la piratería. Pero después de su explosión internacional quedó claro que todos iban a querer una tajada de un negocio tan bueno. Así la plataforma vio como los grandes estudios y corporaciones pedían de vuelta su contenido para iniciar sus propias y desopilantes aventuras en la red.

Pero los “dueños” de Netflix sabían que eso iba a pasar y comenzaron a apostar por contenido exclusivo, uno que les permitiera seguir vigentes y atraer nuevos clientes en un mercado que se ha vuelto extremadamente competitivo. Disney +, Amazon Prime Video, HBO y HULU han seguido la misma línea, pero lo cierto es que la gran N les lleva la delantera. Y la excelente Gambito de Dama es un claro ejemplo de ello.

Hasta hace dos o tres años, una miniserie tan ambiciosa como Gambito de Dama, escrita y dirigida por Scott Frank y protagonizada por la anglo argentina Ana Taylor-Joy, seguramente no habría existido. “¡Vamos! Es una serie de ajedrez, con una mujer de protagonista. ¿Alguien quiere pensar en los niños?”, dirían los ejecutivos. Pero la marea ha cambiado y es precisamente este tipo de contenido el que eleva la apuesta a los recién llegados.

Gambito de Dama, basada en la novela de Walter Tevis, escrita allá por los 60, es mortalmente adictiva. En poco más de siete horas, la miniserie destaca por un guion detallista y bien escrito que se preocupa tanto del desarrollo de los personajes como de no bajar el ritmo narrativo, con una protagonista (Elizabeth Harmon) que no solo destroza rivales en el tablero de ajedrez, también brilla como uno de los personajes femeninos más interesantes de las últimas décadas. Ver a Ana Taylor-Joy actuar es una delicia.

Es importante destacar que una de las bases de la historia es el ser una mujer en un mundo de hombres. Pero en eso también es desafiante, ya que más allá de tomar el camino políticamente correcto no se arropa con la bandera feminista, pero si reivindica su independencia como ser humano y su derecho a ser la mejor en lo que hace.

Los siete episodios de esta miniserie (no, no habrá segunda temporada) exprimen exitosamente un relato asombroso, que solo decae en los minutos finales del séptimo capítulo, con un cierre que en lo personal me pareció más cercano a la comedia romántica que al tono que había mantenido Scott Frank durante todo el viaje. Pero a estas alturas, ya nada podría arruinar uno de los mejores bocados que nos ha dado Netflix.

Es ilógico pensar que cada nueva experiencia original en las plataformas online nos traerá joyas como Gambito de Dama. Pero no hay duda que estos son buenos tiempos para quienes piden algo más de la industria, ahora que el cine ha caído en un peligroso fondo creativo en donde solo hay espacio para Marvel, Star Wars, DC o remakes. Algo que probablemente solo va a empeorar después de que reabran las salas de cine.

La gran N sigue liderando esta carrera. Y pone una laboriosa tarea al resto de las plataformas que, hay que decirlo, están trabajando a tope para merecer esa suscripción mensual. Disney tiene la entretención familiar, Amazon Prime la deconstrucción del superhéroe y HBO las grandes producciones. Pero sin duda, con apuestas como Gambito de Dama, Netflix sigue siendo el gran referente de los streaming.

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