El año 2012, el realizador inglés Max Fisher registró en su documental Fighting with my family el día a día de una pequeña liga de lucha libre de Norwich, Inglaterra. La compañía estaba formada por los miembros de la familia Knight y daba modestos espectáculos en diversos puntos del país. La menor de sus integrantes, Saraya, llamaba la atención por su actitud, su cabello negro azabache y su tez blanquecina. Los fanáticos del wrestling la conocen hoy como Paige, uno de los puntales de la denominada revolución femenina en la monolítica WWE.
Esta historia es la base de la película Fighting with my family, dirigida por el debutante Stephen Merchant, un constante colaborador de Ricky Gervais. Producida por una de las más grandes figuras de la lucha libre de todos los tiempos, Dwayne “The Rock” Johnson, el film nos relata los inicios de Saraya en el fascinante mundo del wrestling, primero de la mano de una familia empobrecida en lo monetario pero muy fuerte en lo emocional y su posterior salto a las grandes ligas, que la llevó a coronarse campeona femenina en su debut en Raw.
Los personajes –por sobre todos Saraya– hace que empaticemos todo el tiempo, esto gracias a un guión simple pero muy efectivo, cosa que se dice fácil pero no siempre se logra. No estamos hablando de personajes extraordinarios o más grandes que la vida, muy por el contrario se asemejan a la realidad y representan muy bien tópicos que todos atravesamos en diversos momentos de la vida.
El elenco no tiene desperdicio y cuenta con algunos nombres bastante llamativos. Nick Frost es un padre que intenta hacer el bien, Lena Headey es una madre que intenta superar los estereotipos, Jack Lowden es un joven que está en una etapa de transición fundamental llena de emociones, La Roca y Vince Vaughn se mantienen al margen pero aportan lo necesario, mientras que el personaje de Saraya/Paige (Florence Pugh) termina de darle forma al set protagónico, siendo claramente el papel más importante, sin el cual la película no podría caminar.
Con el montaje justo, Merchant logra cumplir satisfactoriamente con la transición de la película más íntima hasta llegar al momento del debut en el gran escenario de la WWE. Los conocedores de la historia de la lucha libre sabrán que la dramatización no se apega 100% a la realidad y que hay muchos instantes que probablemente no ocurrieron o se exageran. Pero en el marco de la cinta, que no pretende ser un documental, todo calza bastante bien.
Fighting with my family es una película más cercana al cine independiente, tanto en espíritu como en su forma. Con grandes actores y una construcción emocional apreciable. Una comedia británica que logra mucho más de lo que prometía en un comienzo, con puro oficio y corazón, ya que el cariño de los realizadores por la historia y el film traspasa la pantalla hasta tocar al espectador.
La pueden ver en blu-ray o en sistema pago por ver.