Las comparaciones son odiosas. Pero en este caso es imposible no hacerlo y lo más recomendable es generar un juicio de valor inmediatamente. Rocketman es una mejor película que Rapsodia Bohemia. El actor protagonista, Taron Egerton, de verdad actúa y canta, superando a Rami Malek en todo aspecto. Y Dexter Fletcher, director que terminó la película sobre Queen acá tiene control creativo absoluto y entrega una mejor obra narrativa. Dicho esto podemos respirar y es momento de hablar del biopic de Elton John.
Rocketman es un musical que retrata la vida y obra de sir Elton John, uno de los cantantes y compositores más importantes de la cultura popular. Otro hijo de Inglaterra que se transformó en leyenda gracias a su talento musical y su extravagancia. Adaptando sus canciones más famosas y reveladores, Fletcher construye un relato sin anestesia sobre el auge, la caída y resurrección del autor de clásicos como Candle in the wind, I’m Still Standing y Don’t Go Breaking My Heart.
La propia vida guionizada de Elton John marcaba la pauta: una biopic de estas características no podía ser plana, debía estar lejos de lo tradicional, no era una simple teleserie efectista. Aquí era necesario reflejar la personalidad, la actitud y el drama acorde a la fuente viva de inspiración cinematográfica. Es así como tenemos un film lleno de color, dinámico y audaz. No se guarda nada, no se autocensura y es capaz de la auto crítica descarnada.
Cada tema nos habla del sentir, del momento que vivía el personaje. Altos y bajos, todo conectado de una manera tan natural que el film fluye de gran manera. La narrativa avanza a paso firme sin decaer nunca, descansando en el trabajo de un elenco que se encuentra a la altura. Por supuesto, quien se roba las miradas es Taron Egerton en una interpretación sin fallas. No se disfraza, se transforma en Elton John. No lo imita, lo interpreta. Y a todo eso se suma el canto y el baile. Si esta película funciona, es sencillamente porque su trabajo lo permite.
La calidad de los números musicales se compenetran con un film que no pretende en ningún momento ser una fantasía. Muy por el contrario, ser una propuesta realista. Fletcher toma los mejores apuntes de las obras de Alan Parker en los 80-90 y los adapta con gusto y oficio. Más allá de un bajon narrativo al finalizar el segundo acto, con Rocketman el realizador entrega, a mi gusto, la mejor biopic cinematográfica desde Walk the Line de James Mangold.
Es lamentable que el estreno de Rocketman coincida con una batería de grandes blockbuster que pueden eclipsarla en la taquilla. Tampoco es positivo para Egerton llegar detrás del éxito de Rami Malek, ya que el impacto de su gran actuación se reduce solamente por llegar segundo. Aspectos que no dependen del equipo creativo de un film notable, que a diferencia del protagonista de la canción que da nombre a la cinta, despega desde el primer minuto y no quema sus fusibles en la atmósfera, al contrario, termina volando muy alto.
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