He disfrutado los diez años de Marvel. Cómo no hacerlo, si soy fanático de los comics desde siempre, aunque mis lecturas preferidas siempre eran de la DC. Aun así, Spider-Man, Hulk y el mismo Iron Man no me eran desconocidos. Por ello cuando Tony Stark hizo su gran aparición en la pantalla grande, me sumé sin pensarlo a la propuesta de este nuevo estudio, uno dedicado exclusivamente a traspasar todo el mundillo del noveno arte al cine.
El trabajo de Kevin Feige como presidente de Marvel Studios ha sido fenomenal. Su visión nos capturó lenta pero persistentemente. Llegó incluso a aquellos que nunca habían leído un comic. Para el 90% de la audiencia que hoy se ha transformado en devotos de la marca, Iron Man, Capitán América y Thor no eran personajes populares. Ahora son más grandes que los clásicos, a pesar de que en su mayoría son solo la vuelta de tuerca que hizo Marvel al arquetipo creado hace 80 años por la DC con Superman.

Pero el trabajo fue exitoso. Y mucho, a tal nivel que las películas Marvel ya han dejado de tratar de convencernos. Al comienzo, estaba la necesidad de entregarnos una buena película, algo que te enganchara y te invitara a seguir mirando. Pero tras una década, tras ver algo como Infinity War, lo cierto es que esa intención ya no existe. Lo que Marvel nos entrega, y de muy buena manera por cierto, es un juguete. Un producto brillante, atractivo, deseable. Algo que todo el público quiere tener, desarrollando un sentido de pertenencia difícil de explicar.
Son 21 películas, casi 50 horas de adoctrinamiento, que nos llevan a un film que no es más que una serie de secuencias espectaculares que no nos dejan pensar si en verdad existe un hilo narrativo que justifique su existencia. Yo, como todos, disfrute enormemente Infinity War. Pero no puedo negar que si esta película la hubiese visto una década atrás, mi percepción posiblemente sería distinta. Mucho más dura, no tan permisiva.
Está llena de incoherencias y vacíos argumentales que pasamos por alto debido a que nuestros cerebros entran en un estado distinto al presenciar un film Marvel. Y más aún si estamos ante un crossover tan gigantesco como este, en que más de 25 personajes comparten pantalla en poco más de dos horas y media de proyección. Pero el diseño de Kevin Feige ha sido tan cuidado y perfecto, que nuestras cabezas llenan todas las imperfecciones, completan un puzle que no deberíamos, una tarea que ha sido siempre del autor.
Creo que a estar alturas es mejor ejemplificar mi aseveración con un ejemplo: Doctor Strange. Me topé con su película en solitario durante el fin de semana, cuando Infinity War estaba fresca en mi memoria. Y me percaté que muchas de las características del personaje, incluyendo sus poderes, lo hacía un ser invencible. Incluso para Thanos. Una cinta que se proyectó hace poco menos de dos años, una que todos deberíamos recordar, nos entrega la cantidad suficiente de datos para derribar toda lógica presente en Infinity War.
ADVERTENCIA: A PARTIR DE AQUÍ PEQUEÑOS SPOILERS DE INFINITY WAR
Strange tiene el poder de manejar el tiempo, de crear portales mágicos y viajar a cualquier sitio que desee, incluyendo otras dimensiones. Es el mismo personaje que no es capaz de escapar de una nave espacial transportándose de regreso a la Tierra, ni tampoco es capaz de arrancar el guantelete del infinito de la mano de Thanos. De hecho, el propio villano galáctico usa la técnica de retroceder el tiempo para quitar la gema que porta Visión en su frente.
Y al público no le importa.

¿Otro ejemplo? Se habla de la profundidad del personaje de Thanos. De sus “capas” que lo transforman en un villano distinto, mejor pensado y elaborado. Pero lo cierto es que si lo analizamos con calma, su plan es muy similar al que tenía Steppenwolf en La Liga de la Justicia. Podemos resumir las intenciones de cada uno así:
Thanos: quiere traer el equilibrio al universo aniquilando a la mitad de la existencia. Para ello debe recolectar las seis gemas infinitas, lo que le permitirá ejecutar su plan solo con un chasquido.
Steppenwolf: quiere abrir un portal para conquistar la Tierra y ganarse el favor de su amo, Darkseid. Para ello, debe reunir seis cajas madres para permitir el ingreso del ejército invasor.
Villano debe reunir elementos, villano desencadena el caos.
Si somos capaces de resumir en una línea el proyecto malévolo del antagonista, debemos ser capaces de asumir que dicho argumento es simple y predecible. Sin embargo, el mismo público que aplaude y alaba la “complejidad” de Thanos, repudia y crítica la “simpleza” de Steppenwolf.

Ante críticas válidas como la mencionada anteriormente, el fan de Marvel se transforma en un defensor infranqueable, que siente que argumentos de este tipo es un insulto no solo a la película y al producto, sino que también a su persona. Y jamás, jamás nunca, serán capaces de reconocer o visualizar algo malo en las películas del estudio.
De hecho, discutir este tipo de cosas con un fan Marvel es más o menos como esto:
Marvel nos ha raptado el cerebro, no hay duda. Hace gritar y emocionar a sus fans tan solo poniéndole barba a Steve Rogers o tiñendo de rubio el pelo de Black Widow. Y ese es quizás el fenómeno más interesante que nos deja este universo cinematográfico en sus primeros diez años de vida. Más allá de la diversión y los buenos momentos (que hay muchos), no podemos desconocer que el análisis crítico no puede contra un producto que ha cambiado la experiencia de ir al cine para una parte importante de esta generación.

[…] Thanos sería el Darth Vader de los millenials. Y a pesar de que durante diez años Marvel nos ha raptado lentamente el cerebro, esto ya se pasa de la raya. Una tontera escrita con mayúsculas que no se debe dejar […]
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[…] héroes de Marvel cuyos derechos mantiene FOX fueron los primeros en dar señales de maduración. Deadpool el año […]
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[…] diré algo que seguramente causará algo de odio entre el fan de Marvel en el cine. Pero lo diré sin anestesia: en su mayoría el público consumidor de la fórmula […]
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[…] Todavía por un amplio margen, el primer y segundo lugar le pertenecen a “Avatar” (2009), que obtuvo más de US$ 2788 millones; mientras que “Titanic” alcanzó éxito similar con US$ 2187.5 millones. Ambas cintas fueron dirigidas por James Cameron. Si bien la cinta ha sido un éxito global, en el mercado estadounidense no superó a “Black Panther”, que es la cinta de superhéroes más vista de todas, superando incluso a la taquillera “The Avengers” (2012), también producida por Marvel Studios. […]
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