
Es un milagro que Flash finalmente haya llegado a la pantalla grande. La película, anunciada originalmente hace más de siete años, se transformó en una pesadilla de producción. Paralelamente, Warner y DC estaban en una crisis de poder que amenazaba con tirar todo a la basura. A esto se suman los escándalos protagonizados por Ezra Miller, un tema tan serio que en algún momento se pensó en estrenarla directo al streaming. Pero el argentino Andy Muschietti se salió con la suya y el velocista escarlata estrenó su película e inauguró el multiverso de DC en la pantalla grande. El resultado es gratificante, pero posiblemente sea un producto que llega demasiado tarde.
La película cumple y es de lo mejor de DC

Con un reinicio ya confirmado, a cargo de James Gunn, la apuesta de DC tenía como objetivo cerrar los cabos sueltos del extinto universo de Zack Snyder (con esta cinta confirmamos su defunción y exilio). Es un film bisagra, ya que también se planteaba como un empujón definitivo al futuro, cosa que honestamente no hace. La cinta nos cuenta como Barry Allen vuelve al pasado para cambiar un pequeño aspecto que le permita salvar a su madre. Pero este cambio da como resultado una realidad sin metahumanos, sin Superman y con el Batman de Michael Keaton como único héroe, anciano y ya retirado.
La película funciona muy bien al encontrar un gran equilibrio entre la buena comedia, la acción emocionante y el drama cliché pero efectivo. Tiene de todo un poco y aquello se mezcla narrativamente sin problemas. No hay chistes forzados, no hay guiños evidentes, el guion fluye de forma convincente integrando todo el metraje la idea del multiverso. Es un film entretenido, divertido, agradable de ver. Disfrutable en todo sentido.
Ezra Miller está impecable en el protagónico. Le da corazón y credibilidad a un personaje que en otras manos, podría ser un pelmazo. Es el hilo conductor y estrella absoluta del film, acompañado por dos secundarios de lujo. Ver a Michael Keaton como Batman es como volver a ver a un viejo amigo después de mucho tiempo, dándote cuenta que la magia y el feeling no se ha perdido. Sigue siendo el mismo Batman de Tim Burton y cuando se pone el traje, impone presencia y encanto. La Supergirl de Sasha Calle es interesante, una versión sombría pero atractiva, que lamentablemente no tuvo el mismo desarrollo del Batman de Keaton.
Flash en un gran homenaje a todo lo que DC ha hecho en el cine y la televisión. Bebe de nostalgia, pero no es su eje. Mira el pasado, pero no se estanca en él para conmutar la historia. Tenemos fanservice, pero integrado a la historia. Una buena historia, narrada con gracia y talento.
Los efectos especiales, un “detalle” que molesta y puede llevar al fracaso

Los efectos especiales no deben ser nunca el foco de una película. Son un complemento y un refuerzo a la narrativa. Sin embargo, en un mercado en que el uso de lo digital es abusivo, pero rozando también el hiperrealismo, lo que se ve en Flash desconcierta.
Cuando el personaje entra en la denominada speed force, los efectos especiales tienen una apariencia definitivamente extraña. Lo más fácil es compararlos con los videojuegos de hace quince años atrás. La piel parece de plástico, es una animación que genera ruido y pude sacar a más de uno de la película.
Sin embargo, según el director ha señalado que este efecto, que se crítica como un pésimo CGI, es a propósito:
“La idea, por supuesto, es… estamos en la perspectiva de Flash. Todo se distorsiona en cuanto a luces y texturas. Entramos en este ‘mundo acuático’ que básicamente es estar en el POV de Barry. Era parte del diseño, así que si te parece un poco raro, es así a propósito”.
Si analizamos la película, lo cierto es que los peores momentos CGI se generan precisamente cuando Barry se mueve a gran velocidad o está viajando entre realidades. Pero aún así, es una decisión narrativa demasiado arriesgada, ya que la mayor parte de la audiencia no le dará esa segunda vuelta a la propuesta. Lo entenderá como un mal efecto y ya, y los haters que se cuelgan de cualquier cosa para criticar o tomar partido, han encontrado en este apartado su trinchera para hacer mala publicidad a la cinta.
Sin salvación para esta versión de DC

Flash es una buena película de superhéroes. Muy superior al promedio y que llena de frescura este subgénero. Pero es evidente que llega tarde para salvar la dañada imagen de la gloriosa DC en el cine. A pesar de haber comenzado su producción antes de Spider-man No Way Home y de la saga de Miles Morales, las horrendas decisiones comerciales de Warner y los escándalos fuera de pantalla lograron que fuera, en efecto, la última en estrenarse.
¿Se imaginan si Flash hubiese sido la primera en salir? ¿Qué suerte correría hoy DC en el cine?
El público alejado del fandom más duro, esa audiencia silenciosa que hizo ganar más de dos mil millones de dólares a la segunda Avatar sin hacer ruido, la que paga los boletos, ya está cansada de los héroes y de los universos conectados. Más allá de excepciones como el tercer volumen de Guardianes de la Galaxia, lo cierto es que ya está buscando otras experiencias en la pantalla grande.
Flash es un sólido espectáculo, que se complica por sus efectos especiales y un final extraño y que llamará a la polémica. Pero sin duda es una cinta que debió correr una mejor suerte. Hace cinco años, hubiésemos sido un gran hit. Hoy, todo indica, será un fracaso.
Dirección: Andy Muschietti País: Estados Unidos Año: 2023 Género: Ciencia ficción Guion: Christina Hodson, Joby Harold Duración: 144 min.