
La Francisca, película dirigida por Rodrigo Litorriaga y coproducida por Chile, Bélgica y Francia, tendrá su pre-estreno online el próximo 2 de septiembre a través de la plataforma PuntoPlay. Filmada en Tocopilla con un equipo internacional y un elenco de no-actores, presenta un retrato generacional marcado por la falta de oportunidades y la decadencia institucional.
La opera prima del realizar cuenta la historia de Francisca, una joven de 19 años que vive con su familia en el desierto de Atacama. Sueña con salir de ahí, pero debe cuidar a su hermano Diego, quien tiene 8 años y ha sido definido como autista. Ella se ilusiona cuando un profesor llamado Fernando se ofrece a darles clases particulares al niño, sin sospechar que las cosas se complicarán.
Rodrigo Litorriaga, quien creció fuera de Chile, se reencontró con su país en el año 1990, cuando se instaló en Iquique. “Del norte de Chile, del desierto de Atacama, siempre me llamó mucho la atención la rudeza del paisaje y su extrema belleza, la precariedad de ciertos asentamientos humanos y el ímpetu resiliente de la población”, analiza el director.
“La idea de la película nace entonces primero del contexto: tener el desierto de Atacama y el Océano Pacífico como escenarios principales de una trama a construir. La trama nace a partir de las primeras revueltas estudiantiles del 2011, y de la observación del impresionante precipicio que separaba en aquél entonces la dinámica “revoltosa”, exigente y contestataria de la juventud con un entorno institucional ensimismado e incapaz de atender, ni menos de comprender e integrar en su trama la necesidad de la inclusión de la juventud en la construcción de perspectivas alentadoras. Ahí nace el personaje de la Francisca, una joven cualquiera, por así decirlo, guiada por su sola perspectiva juvenil de vivir su vida. Y frenada en esa posibilidad por un entorno hostil, por no decir decadente. Finalmente, sentía la necesidad de instalar este “retrato” geográfico y generacional en una trama específica propia de un cierto cine independiente, que suele presentar la necesidad que tiene la juventud de movilizarse de la periferia al centro como un viaje de gran naturalidad”.

Sobre estas observaciones de nuestra sociedad, el cineasta fue construyendo sus personajes. “La Francisca es una chilena representativa de una cierta juventud, de una cierta generación de jóvenes inscritos en un cierto contexto social de marginalidad económica, social y geográfica que comparten muchos chilenos hoy en día. Su afán no es político, ni responde a ninguna ideología específica, sino solo pretende ser justa con lo que es y con lo que moviliza sus sentimientos: sus amistades fundamentalmente, y dentro de su familia, que aparece aquí como bastante disfuncional a su hermano menor, un niño catalogado de autista al que nadie presta atención, y al que Francisca pretende ayudar, en circunstancias de que aquella responsabilidad debiera ser asumida por el mundo de los adultos. El es un niño “catalogado” de autista, y encerrado en el fondo en un profundo mutismo. Diego “representa” en cierto modo a las generaciones futuras, las generaciones condenadas por la excesiva pasividad del entorno social, familiar, institucional, en el que se desenvuelve”.
Litorriaga agrega: “Hay un discurso sobre cómo la juventud está atrapada dentro de un contexto social hermético (ciudad de Tocopilla), un contexto familiar de abandono (los adultos ya no construyen el futuro de su juventud), un contexto institucional decadente y perverso (en este caso la escuela) y dentro del cual no tiene otra alternativa que aunar fuerzas dentro de su propia condición”.
INFORMACIÓN DE CARTELERA
PRE ESTRENO: jueves 2 de septiembre
FUNCIONES: desde el sábado 4 de septiembre
ENTRADAS: en Puntoticket
PREVENTA $3.000 más cargo Puntoticket
VENTA $.4000 más cargo Puntoticket