“Los que se quedan”: Un relato navideño de encuentros y aprendizajes

En “Los que se quedan”, el director Alexander Payne nos sumerge en una singular historia navideña donde una cocinera, un profesor y un alumno rebelde se ven obligados a compartir las festividades en un prestigioso colegio exclusivo para varones. Esta premisa, lejos de ser el comienzo de un chiste, es el núcleo de una narrativa que desafía los convencionalismos típicos de las películas de temporada.

Payne, en una entrevista durante el Festival Internacional de Cine de Marrakech, aclara que su obra va más allá de las típicas producciones navideñas de Netflix. “Los que se quedan” es una película con un enfoque más inteligente, esquivando los lugares comunes sin descuidar su profundidad emocional.

Con un elenco encabezado por Paul Giamatti, Da’Vine Joy Randolph y el debutante Dominic Sessa, la trama nos sumerge en el contexto de un colegio pupilo de varones en la década de 1970. Aquí, el irascible profesor Paul Hunham (interpretado brillantemente por Giamatti) se ve forzado a quedarse durante las vacaciones de invierno junto a sus alumnos, entre ellos el joven Angus (Sessa), cuyos planes se desvanecen abruptamente.

La inspiración para “Los que se quedan” surgió de una película francesa antigua (Merlusse de 1935), y Payne adapta hábilmente esta premisa a una estructura narrativa clásica. El resultado es una película que, aunque no rompe moldes en términos de estilo cinematográfico, cautiva al espectador con su honestidad emocional y su cálido mensaje.

Bajo la dirección eficaz de Payne, el film captura momentos emocionantes que nos invitan a reflexionar sobre la vida y sus enseñanzas. Aunque la travesía de los personajes está marcada por eventos dramáticos, “Los que se quedan” logra transmitir un mensaje optimista sin caer en excesos de sentimentalismo.

En definitiva, “Los que se quedan” es un relato sencillo pero conmovedor, donde la sonrisa se impone sobre el dolor. Una película que, aunque no destaque por sus méritos cinematográficos, deja una huella emocional duradera en el espectador.