Lo mejor y lo peor del 2025

El 2025 volvió a marcar con claridad una frontera que ya no admite ambigüedades: la que separa al cine con mirada del contenido diseñado para no dejar huella. A lo largo del año, las reseñas publicadas en Me Gusta el Cine insistieron en una idea incómoda pero necesaria: no todo estreno merece atención, pero cuando una obra se atreve a arriesgar, el impacto permanece.

Este balance recoge esa línea editorial sin concesiones: tres películas que importaron, tres que decepcionaron, y tres series que demostraron que la televisión aún puede ser un espacio adulto y creativo.

Las 3 mejores películas de 2025

Una batalla tras otra

La cinta es su primer ejercicio cercano a lo que el mainstream podría calificar como un film de acción clásico. Pero nada más alejado de la realidad. Es una mezcla de comedia, acción y profunda reflexión social sobre el impacto que tienen en la sociedad los pensamientos extremos. La lucha social se enfrenta a la mirada capitalista y racista de la élite, en un juego que no termina jamás, que sólo se potencia con cada generación y desemboca en un enfrentamiento que, más que ideológico, es un combate vacío donde triunfa el odio y el desprecio.

Denominación de Origen

La película gira en torno a un grupo de habitantes de San Carlos, en la región de Ñuble, quienes emprenden una campaña para obtener la denominación de origen de su longaniza local, después de perder el título ante Chillán. Pero lo que está en juego es mucho más que un embutido. En cada escena se filtra una profunda tristeza: la de una sociedad egoísta, individualista, que no logra ponerse de acuerdo ni siquiera en los pequeños gestos. La lucha de los protagonistas por alcanzar algo colectivo está siempre amenazada por el peso de los intereses personales, por la necesidad de destacar, de trascender. En ese intento noble y desinteresado por devolverle dignidad a un territorio, se instala la verdadera tragedia del film.

Pecadores

La narrativa es cruda y directa, sin temor a explorar temas como la sexualidad carnal, el gore abundante y el drama pasional. Esta combinación se entrelaza con la cultura afroamericana, creando una experiencia cinematográfica que solo podría contarse a través de una historia de vampiros.

Las 3 peores películas de 2025

Estado Eléctrico

Más que una mala película, es el síntoma de un modelo agotado. Diseñada para existir como ruido de fondo, sin tensión ni personalidad, representa el triunfo del algoritmo sobre la necesidad artística. No fracasa por falta de recursos, sino por ausencia de riesgo.

Una película de Minecraft

Una sucesión de referencias sin relato. No hay estructura, no hay conflicto, no hay historia. Solo guiños pensados para reconocer, no para narrar. Explotación de marca en su estado más puro.

Capitán América: Un nuevo mundo

Una película atrapada por decisiones ejecutivas, reescrituras visibles y un relato que nunca logra afirmarse. Todo parece diseñado para cumplir con una hoja de ruta corporativa más que para contar algo relevante. Marketing antes que cine.

Las 3 mejores series del 2025

Andor

Una anomalía dentro de una franquicia agotada. Política, adulta y paciente, Andor entiende el poder como un sistema complejo y sucio. No infantiliza ni subestima al espectador. Demuestra que incluso en universos hiperexplotados aún se puede hacer televisión de alto nivel.

The Sandman

Una adaptación que funciona porque no traiciona su esencia. Poesía, melancolía y reflexión existencial conviven con una puesta en escena cuidada y un relato que respeta la inteligencia del público.

Pluribus

Aunque aún falta la reseña en Me Gusta el Cine, lo cierto es que se trata de una alegría ver que una producción de esta envergadura asuma un enfoque tan experimental y arriesgado, y que un talento como Rhea Seehorn reciba, por fin, el lienzo creativo que merece. Vince Gilligan, no te mueras nunca.

Cierre

El 2025 dejó una certeza incómoda: el cine que importa es el que se atreve a perder público para ganar sentido. Cuando hay mirada, riesgo y una necesidad real de decir algo, la experiencia permanece. Cuando manda el algoritmo, el comité y la franquicia sin relato, solo queda ruido.