
En “Exterminio: La evolución”, Danny Boyle retorna junto a Alex Garland para elevar la saga más allá del frenesí que definió a 28 días después. Desde el primer plano, queda claro que no se trata de una secuela complaciente: se espera lo inesperado, y la película lo entrega.
Han transcurrido casi treinta años desde que el Virus de la Ira escapó, devastando Inglaterra. Una comunidad aislada sobre una isla fortificada opera bajo normas estrictas. Cuando Jamie (Aaron Taylor‑Johnson) deja el refugio para buscar ayuda médica para su esposa Isla (Jodie Comer), se adentra en un continente transformado: infectados, supervivientes radicalizados, paisajes que oscilan entre lo idílico y lo desolador. En su travesía, descubre mutaciones tanto en el virus como en la humanidad.
Contrario a lo que dictaría el género, aquí no se multiplican las hordas de infectados ni el espectáculo de muchedumbre. Boyle y Garland prefieren explorar la evolución interior de la humanidad: la huella del aislamiento, la lógica de supervivencia, el duelo por la humanidad perdida. Una isla segura se convierte en metáfora de confort frágil. Al salir de ella, descubrimos que el verdadero infierno no está en los infectados, sino en los artefactos de nuestra propia condición: supervivientes guiados por el miedo, descartables.
Boyle, ganador del Oscar, vuelve a imprimir un sello experimental: la película fue rodada principalmente con iPhone 15 Pro Max, acoplados a múltiples accesorios, para aportar una estética de proximidad, imperfección y urgencia narrativa. Esa decisión—en apariencia estética—sirve a un propósito dramático: margina la distancia entre espectadores y personajes, y respalda la idea de que el apocalipsis se documenta desde lo personal, no desde lo grandilocuente.

La actuación de Jodie Comer, quien encarna a Isla con una mezcla de contención y devastación, es increíble. Su maternidad y su enfermedad se transmiten en miradas y gestos sutiles. Ralph Fiennes, en el rol del Dr. Ian Kelson, aporta solemnidad al relato: su presencia eleva el apocalipsis a categoría casi ritual. Aaron Taylor‑Johnson y el joven Alfie Williams (Spike) otorgan el contrapunto de esperanza y vulnerabilidad. Cada interpretación sostiene la vertiente humana frente a la brutalidad ambiental.
La película expone sin disimulos violencia gráfica: sangre, tripas, cráneos y fuego pueblan la pantalla. Sin embargo, lo que impresiona no es solo la crudeza, sino la composición de cada cuadro: campos verdes, cielos amplios y escenarios naturales utilizados como lienzos desolados. Es la mirada de un cineasta que reconoce la pequeñez humana frente al planeta y la grandeza frágil de resistir.
La edición corta y áspera acompaña una narrativa que no relaja la tensión. La elección de tomas filmadas con iPhone otorga textura artesanal que refuerza la inmersión, rompiendo la expectativa de perfección digital.
“Exterminio: La evolución” no es la película que esperábamos: es algo más. Es intensa, inmersiva y emocionalmente devastadora. No busca repetir fórmulas, sino expandirlas, desmontarlas y reconstruirlas en otra clave. No hay lugar para complacencias. Su apuesta estética, técnica y narrativa la convierte en una referencia contemporánea del cine de horror post‑apocalíptico.

Ficha técnica
Título original: 28 Years Later (Exterminio: La evolución)
Año: 2025
Duración: 115 minutos (1 h 55 min)
País: Reino Unido
Género: Terror, ciencia ficción, thriller post‑apocalíptico
Director: Danny Boyle
Guion: Alex Garland (colabora también Boyle)
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Montaje: Jon Harris
Música: Young Fathers
Producción: Columbia Pictures, DNA Films, British Film Institute, Decibel Films. Productores ejecutivos: Cillian Murphy, Andrew Macdonald, Peter Rice, Bernard Bellew
Reparto principal:
- Jodie Comer (Isla)
- Aaron Taylor‑Johnson (Jamie)
- Ralph Fiennes (Dr. Ian Kelson)
- Jack O’Connell (Sir Jimmy Crystal)
- Alfie Williams (Spike)
- Edvin Ryding, Erin Kellyman, Chi Lewis‑Parry, Emma Laird