
En una era donde la nitidez digital y las producciones para streaming dominan la industria cinematográfica, El Brutalista emerge como una obra que reivindica la grandeza del cine clásico. Dirigida por Brady Corbet, esta película épica de 2024 nos sumerge en la vida del arquitecto húngaro László Tóth, interpretado magistralmente por Adrien Brody. A través de una narrativa que abarca varias décadas, la cinta explora temas profundos como la inmigración, la lucha artística y la búsqueda de la trascendencia en un mundo regido por el capitalismo.
La historia comienza en 1947, cuando László y su esposa Erzsébet (Felicity Jones) huyen de la Europa de posguerra para reconstruir sus vidas en Estados Unidos. Establecidos en Pensilvania, su talento es descubierto por el acaudalado industrial Harrison Lee Van Buren, interpretado por Guy Pearce, quien les ofrece una oportunidad que cambiará sus destinos. Sin embargo, este nuevo camino está plagado de desafíos que pondrán a prueba su relación y sus ideales.
Filmada en formato VistaVision, una técnica en desuso desde hace décadas, El Brutalista está concebida para aprovechar al máximo las dimensiones de la pantalla grande. Cada plano y secuencia están diseñados para ofrecer una experiencia visual espectacular, diferenciándose del cine mainstream moderno y de las producciones para plataformas digitales. Esta elección estética no solo rinde homenaje al cine clásico, sino que también refuerza la monumentalidad de la narrativa y la arquitectura brutalista que sirve como telón de fondo.
El brutalismo arquitectónico, caracterizado por estructuras de hormigón expuesto y diseños funcionales, no es solo un escenario en la película, sino un reflejo tangible del conflicto interno del protagonista. La crudeza y frialdad de estas construcciones simbolizan la lucha de László entre su visión artística pura y las duras realidades de la sociedad estadounidense de la posguerra. La estética austera se convierte en un espejo de sus batallas internas, donde la belleza y la opresión coexisten en un delicado equilibrio.

La relación entre László y Harrison Lee Van Buren enfatiza la tensión entre idealismo y pragmatismo, un dilema inherente al brutalismo mismo. Mientras que este estilo arquitectónico nació con ideales utópicos de funcionalidad y honestidad estructural, con el tiempo se asoció con opresión y dureza. La película sugiere un destino similar para su protagonista, explorando cómo sus aspiraciones artísticas chocan con las expectativas y demandas de una sociedad capitalista.
Una de las escenas más reveladoras del film presenta a Harrison exigiendo a László la creación de un espacio grandioso, exigiéndole “más ambientes” para su centro, cuando en realidad le está pidiendo diseñar cuatro edificios en uno solo. La frustración del arquitecto ante esta exigencia es un reflejo del dilema que enfrentan los artistas en la actualidad: cumplir con las demandas imposibles de quienes controlan los recursos, sin poder ceder su visión original. La escena es una metáfora del estado del cine y del arte en general, donde la creatividad es constantemente moldeada y limitada por los intereses comerciales.
Pero el verdadero trasfondo de El Brutalista es aún más demoledor: el sueño americano, en su concepción clásica, está muerto. La película desmantela la idea de que el talento y el esfuerzo conducen al éxito, mostrando cómo el sistema prefiere exaltar al empresario inescrupuloso y relegar al verdadero creador al olvido. László es el instrumento de Harrison para inmortalizarse, pero nunca le pertenecerá, y en esa fricción entre poseer y tener radica el conflicto esencial de la historia. Guy Pearce, en el papel de Van Buren, ofrece una interpretación impecable de un hombre que busca trascender a través del arte, aunque carezca de la sensibilidad para entenderlo.

Las actuaciones son otro pilar fundamental de la película. Adrien Brody ofrece una interpretación que recuerda a su aclamado papel en El Pianista, capturando la complejidad y los matices de László Tóth. Felicity Jones, en el papel de Erzsébet, aporta una profundidad emocional que complementa perfectamente la travesía del protagonista. Guy Pearce, como Harrison Lee Van Buren, encarna al empresario cuya ambición y deseo de legado chocan con la integridad artística de László, creando una dinámica tensa y fascinante.
La música, compuesta por Daniel Blumberg, y la cinematografía de Lol Crawley, complementan la visión de Corbet, creando una atmósfera que envuelve al espectador y lo sumerge en la época y los desafíos que enfrentan los personajes. La duración de 215 minutos puede parecer intimidante, pero cada escena aporta al desarrollo de la trama y la construcción de un mundo rico en detalles y emociones.
El Brutalista es una obra cinematográfica que trasciende las convenciones del cine contemporáneo. Brady Corbet nos habla a través de los diálogos y las imágenes. Cada secuencia es sugerente, profunda y llena de significado. Con una narrativa poderosa, actuaciones destacadas y una dirección visionaria, la película ofrece una experiencia que invita a la reflexión sobre la naturaleza del arte, la ambición y la resiliencia humana. Es, sin duda, una de las películas más impactantes y memorables de los últimos años.

Ficha Técnica:
- Título Original: The Brutalist
- Año de Estreno: 2024
- Duración: 215 minutos
- Género: Drama Histórico Épico
- Director: Brady Corbet
- Guionistas: Brady Corbet, Mona Fastvold
- Reparto Principal:
- Adrien Brody como László Tóth
- Felicity Jones como Erzsébet Tóth
- Guy Pearce como Harrison Lee Van Buren
- Joe Alwyn como Harry Lee Van Buren
- Raffey Cassidy como Zsófia
- Stacy Martin como Maggie Van Buren
- Emma Laird como Audrey
- Isaach de Bankolé como Gordon
- Alessandro Nivola como Attila
- Música: Daniel Blumberg
- Fotografía: Lol Crawley
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