Después de 11 años y 21 películas, Marvel Studios alcanza la cúspide de su fórmula con Endgame. Cometió errores en el camino, la fue mejorando, ajustando hasta dar vida a una máquina aceitada que sabe leer de manera perfecta lo que el público quiere, una masa que por cierto tiene cautiva desde la primera Avengers, que fue la primera cinta de verdad taquillera de la marca. Al cerrar este ciclo, denominado como la Saga del Infinito, tira toda la carne a la parrilla y lo hace bien. Tan bien, que Endgame hace ver a su predecesora como una cinta especialmente floja en lo narrativo.

Antes de iniciar el análisis de la película, creo que es importante dejar en claro que estamos atestiguando un fenómeno sin precedentes en la historia del séptimo arte. Quienes ya sobrepasamos las cuatro décadas y pertenecemos a la generación que vio nacer el concepto de blockbuster, hemos visto surgir varios hitos cinematográficos de taquilla. Star Wars, Harry Potter, el Señor de los Anillos, Titanic, los Batman de Nolan y Burton, la Spider-Man de Sam Raimi y la Avatar de Cameron, entre otros episodios gloriosos de la industria del cine. Sin embargo, Endgame está en otra categoría.

Siempre me he declarado un fanático de Star Wars, para bien y para mal. Pero soy fan de la obra. Lo mismo pasa con aquellos que siguen las aventuras de Frodo y los trucos de Potter. Aman la obra, su concepto, su narrativa. Los seguidores de Marvel son fanáticos del fenómeno, en donde la apuesta cinematográfica poco tiene de importancia. Son profesos a la marca, tal como si fuera una gaseosa o una pasta de dientes. De hecho (y lo pude percibir en la función de medianoche), hay gente que solo compra una entrada al cine para ver una película por qué es Marvel. Prácticamente no consume otra cosa. Y en este caso, el concepto “consumo” está mejor aplicado que nunca.

Esa es la gran victoria de Kevin Feige como presidente de Marvel Studios. Hizo lo mismo que Stan Lee hace sesenta años con una editorial de historietas, obras de consumo rápido que te enganchan para que sigas adquiriendo el mismo producto la semana o el mes siguiente. Pero Feige lo hizo a una escala mucho mayor, de alcance planetario, transformando gustos y formas de entender la experiencia cinematográfica. Las películas de Marvel inician mucho antes de ser estrenadas y terminan mucho después de que salen de cartelera. Ese es el estándar que el público Marvel espera y exige, y que además extiende a otro tipo de cine. Las consecuencias de lo hecho por Marvel solo podrán ser evaluadas en los próximos años.

Y en ese marco, el estudio cierra su primera etapa entregándolo todo. Endgame es el ticket que justifica todo el viaje previo. Las 20 películas, los 11 años de historias buenas y malas. Todo desencadena en este film dirigido por los hermanos Russo, los mismos de la entrega anterior y de Capitán América y el Soldado del Invierno. Y la estación final cumple con todo lo prometido. Sorprende, emociona, te sube la adrenalina y también te vende lo que viene. Una mezcla que funciona de muy buena manera en sus extensas tres horas de duración. Aunque hablar de extensas es un decir ya que la cinta fluye tan bien que apenas se notan.

Los tres actos del film están muy bien marcados, abarcando las consecuencias inmediatas y de largo plazo del chasquido de Thanos, la esperanza de encontrar una solución a la tragedia y el épico evento final. Aquí si hay historia, a diferencia de la predecesora que a estas alturas se siente más un trailer de este, el verdadero cierre de la saga. Se hace justicia además con los personajes menos conocidos, los secundarios que en general han sido muy maltratados en las películas anteriores. Si pudiéramos hacer un checklist de todo lo que no funcionó (como obra cinematográfica, no como producto) en Infinity War, aquí si lo hace. Con oficio y sobre todo con cariño, porque esta película es también una sentida y honesta carta de amor a estos diez años de Marvel Studios.

Por supuesto que esta la fórmula, también escenas o momentos forzados o que parecen pequeñas sinopsis de lo que vendrá a partir de ahora. Hay tratamientos de personajes algo torpes, pero que se concentran principalmente en los más nuevos, que evidentemente tomarán el protagonismo en la próxima década, ya que Endgame se focaliza en los clásicos, en los que iniciaron todo. Es en ese apartado donde encontraremos los mejores diálogos, los momentos emocionantes, los hitos relevantes que empujan la narrativa.

Si esto fuera un partido de fútbol, diríamos que los hermanos Russo juegan a ser un 10 clásico al estilo Mago Valdivia. De jugada limpia, talentosos, capaz de dar un pase gol en el momento preciso y cambiar el resultado del partido. No son  Maradona, que corre noventa metros para hacer uno de los goles más bellos de la historia. Pero sin duda dan un espectáculo digno de ver y en la pantalla más grande que se pueda.

Hablar de los efectos especiales, de la fotografía y la ambientación no tiene mucho sentido al hablar de Endgame. Todo funciona de manera correcta, aunque los efectos especiales me siguen pareciendo de una calidad menor. Thanos sigue mostrando unos movimientos muy extraños que impiden que se perciba como un personaje real. En cuanto a las actuaciones, son todas efectivas y funcionales. Los actores se conocen su papel de memoria y dan el resto, lo que les queda para seguir haciéndolos interesantes y alcanzando el éxito en esta tarea, sobre todo en el primer acto.

Es muy probable que Endgame acabe con el reinado de Avatar como la cinta más taquillera de todos los tiempos. Está por verse si será un fenómeno que se afiance en la cultura pop tal como lo hizo hace cuarenta años Star Wars (con menos películas y menos marketing). Pero ya es inevitable que esta sea la cinta del año y probablemente de la década. Es también una de las mejores cintas de superhéroes y un cierre muy satisfactorio para quienes han seguido esta primera década de Marvel Studios.