Capitana Marvel es la gran apuesta de Marvel Studios. Es la carta bajo la manga una vez que los Vengadores originales (Iron Man, Capitán América,Thor) abandonen el barco, ya que los contratos de sus actores expiran. Sin embargo, a pesar de la intención de hacer algo diferente a lo ya visto, la cinta dirigida por Ann Boden y Ryan Fleck es una floja película de inicio para un personaje que, se supone, cargara en sus hombros la nueva etapa del Marvel Cinematic Universe.
La fórmula Marvel, creada por Kevin Feige y que alcanzó su máximo esplendor con Infinity War, es una forma de cine comercial en que se siguen patrones muy reconocibles para contar diversas historias. La estructura ya patentada siempre nos plantea al superhéroe inicial, cómo consigue sus poderes, personajes secundarios, el malo malísimo que quiere destruir el mundo, un par de referencias a los cómics y otro par de chistes.
Capitana Marvel trata de disfrazar la forma, arriesgándose a una trama no lineal, tomándose más tiempo para explicar las motivaciones del personaje central y establecer un discurso feminista adecuado, pero bastante más débil de lo esperado. Pero las costuras se notan al poco andar y nos encontramos con lo mismo de siempre.
Brie Larson interpreta a Vers, una guerrera Kree que se encuentra atrapada en la Tierra mientras persigue a unos Skrulls, sus enemigos jurados y capaces de cambiar de forma, que buscan a una científica (Annette Bening) que inventó un aparato que puede acabar con la guerra. Con un relato que alterna el tiempo pasado con el actual, los directores tratan de presentarnos un puzzle que el espectador va armando al mismo tiempo que la protagonista, con una narrativa algo ajena (al menos al principio) al producto Marvel, pero que con el correr del metraje finalmente termina adaptándose a la ya mencionada fórmula.
Quizás el gran pecado de Capitana Marvel es lo poco arriesgada que es. La promesa del hito importante, que cambiaría todo, se desvanece en una cinta bastante intrascendente, respondiendo algunas preguntas que no necesitaban explicación (la razón de por qué la iniciativa Avengers lleva ese nombre, por ejemplo) y transformándose en un eslabón más en la larga teleserie marvelita. La escena post-crédito emociona a los fanáticos, pero también es un truco muy sucio desde el punto de vista comercial. También extraña la sobreexplotación de escenarios cerrados, lo que da la sensación de una película más pequeña y menos épica.
Larson cumple en el rol sin deslumbrar. No es el impacto inicial generado por un Robert Downey Junior o una Gal Gadot en la acera del frente. En materia de actuaciones, quizás lo más sorprendente es el tono humorístico de Samuel L. Jackson como Nick Fury, un personaje que ponía el tono serio a la saga y que ahora lo vemos con una liviandad que desconcierta, aunque en el aspecto general funciona como secundario. Ben Mendelsohn y Jude Law apenas destacan en sus roles, que sirven solo como posiciones funcionales para desencadenar ciertas secuencias.
Capitana Marvel es, en resumen, una cinta que está lejos de marcar un nuevo camino para la saga marvelita. Por el contrario, refuerzo una vez más que las cosas no cambiarán en los estudios cinematográficos de la casa de las ideas. Pero de paso también despiertan el temor de que efectivamente, en términos cinematográficos, el peak de calidad ya pasó.
[…] y emocionante, ni siquiera con su mejor personaje. Una fatiga de material que ya se percibe con Capitana Marvel y Ant Man and The Wasp. Con la excepción de Ragnarok y Endgame, este universo cinematográfico […]
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